La queja nos estanca. El temor vuelve supersticiosa a la gente. Es una fe inversa que crea catástrofes a partir de pensamientos y declaraciones negativas. Personas así llegan a convertirse en conformistas, quejosos, maleducados, deshonestos, prepotentes y soberbios. Se llega a ese encierro por falta de actitud de aprendiz. Urgentemente hay que despegarse de esos entornos.
La sabiduría viene con la información que buscamos para que nos lleve a nuevos niveles. La información incompleta sirve sólo para la opinión. La sabiduría genera convicción. Si tengo información, pero no hago uso de ella, no la vivo, entonces no soy sabio. El sabio lidera por influencia, porque sólo el ejemplo puede influir en las personas. Porque mucho después de que la gente olvide lo que dijimos, ellos recordarán lo que hicimos, y nunca olvidarán lo que le hicimos vivir.
¿Cómo puedo expresarme en el día a día para que sea significativo para mí y para los que sirvo?
¿Cuánto estoy trabajando en las áreas de mis mayores fortalezas y talentos para poder sobresalir?
¿Cuántas relaciones establecí y profundicé con gente de propósito?
¿Cómo puedo generar entusiasmo?
¿Cómo puedo escuchar mejor y servir a los que más frutos pueden dar en mi entorno?
¿Cómo puedo sorprender significativa y positivamente a la gente?
¿Cómo puedo hacer para entregar un poco más de las expectativas que tiene de mí la gente?
¿Cómo puedo cooperar con otros líderes y emprendedores y aprender en ese proceso?
Utilicemos hábitos permanentes para lograr estar en un entorno de gente brillante, con la luz de Cristo, constante, valiente, que piensan en grande, con proyectos que involucran y bendicen a mucha gente, que valora el poder de la relación, de repuestas claras y optimistas.
La coordenada del día es
"Sólo que ustedes no se rebelen contra el SEÑOR, ni tengan miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el SEÑOR está con nosotros; no les tengan miedo." (Libro de Números 14:9)
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