Un equipo bien balanceado cuenta con personas con distintas habilidades, historias e intenciones. Cada uno es un tipo de observador. Y cada observación es válida. No es que alguien tenga mas razón que el otro. Cada uno ve un hecho desde una perspectiva distinta. Doce es un número interesante como punto de partida de un equipo con pretensiones. Como los meses o las horas de cada mitad del día. En doce puede llegar a haber una variedad lo suficientemente amplia de caracteres y temperamentos. Estos no necesitan estar de acuerdo en todo para ser exitosos en sus propósitos. Sólo hace hace falta una visión tan potente que sobrepase a los intereses particulares. Así surge el coordinar habilidades, abrirse mutuamente y la combinación de conocimiento e idas. A veces sucede que se ha formado un equipo ideal, pero al poco tiempo surge una baja. Y la pérdida es peor cuando esa baja sucede por cuestiones de confianza. Lo milagroso sería poder reemplazar esa baja por alguien que haya sido t
A mis hijos y generaciones venideras, el legado más importante: que Cristo sea su fundamento, para que sus mentes se renueven y no se amolden al mundo