Cada día decido revisar hoy las áreas de mi vida en las que Dios aún no es Dios. Si quiero crecer debo entregárselas a El, para que trabaje en mí, moldee mis carácter y afile mis recursos. Dios es la semilla de todo lo que sea fructífero y multiplicable. El es quien sojuzga a la naturaleza y los climas según su perfecta voluntad y diseño. Un hombre que acumula años, pero que no ha crecido en carácter sigue siendo un niño. La acumulación de años probablemente sólo sume experiencias en un corazón endurecido, sin expectativas de milagros. Una estructura rectilínea inflexible, que sufre ante la posibilidad de cambio. Que ve mas amenazas que oportunidades cuando se presenta la opción de crecer. Una persona que pierde la fe, es esclava de los sentidos. Y los sentidos siempre tienen como criterio de elección, ser conservadores, prefieren lo seguro, privándonos así de las mejores oportunidades. Jesús nos regaló esa inmensa arma de conquista llamada fe. Cuando empezamos a
A mis hijos y generaciones venideras, el legado más importante: que Cristo sea su fundamento, para que sus mentes se renueven y no se amolden al mundo