El blog de Francis Lenguaza

Entonces, si no hacen caso al más insignificante mandamiento y les enseñan a los demás a hacer lo mismo, serán llamados los más insignificantes en el reino del cielo; pero el que obedece las leyes de Dios y las enseña será llamado grande en el reino del cielo. ( Mateo 5:19 Nueva Traducción Viviente (NTV) Antes era esclavo. Esclavo de mis vicios, de la ignorancia de principios espirituales, de las consecuencias de mi rebeldía y de las malas influencias y maldiciones de otros. Pero un día fui comprado, y mi precio se pagó con sangre, por amor. La sangre derramada por Cristo en la cruz. Y luego que acepté a mi nuevo y único Señor y Salvador de mi vida, pasé a ser parte de la familia de un reino celestial.  La sangre de Cristo transforma mi ser, me redime, me hace distinto y apartado para sus propósitos superiores.  Y mientras me ocupé de conocer y amar a mi Señor, El se ocupó de guardar mi casa contra todo ataque. Y me libró de todo ataque maligno; también de las consecuen