Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2014

Con las gafas equivocadas

Hay distintos tipos de ceguera, pero seguramente la más común la hemos padecido todos al menos en algún momento. Se trata de la ceguera de discernimiento, que es un estado de necesidad, por eso hasta que no reconocemos que padecemos de ella, no podemos ser curados. La obstinación, el temor, la vanidad y el orgullo son las distintas capas de velo sobre velo que se posan en nuestro entendimiento hasta hacernos andar a tientas o guiados por voces engañosas que nos hacen errar al blanco. La ceguera de discernimiento puede convertir a una mente perseverante y superadora en infructuosa y necia. Una mente no transformada tratando de entender lo espiritual, inevitablemente va a tener una percepción equivocada de Dios. En cambio la mente transformada, la de un hombre que ha vuelto a nacer, reconociendo que debe reeducar su mente y su espíritu, es capaz de percibir lo sobrenatural y convertir su entorno. Dios respalda a quien se pone en acción en ese sentido y derrota los imposibles. La v

El envoltorio de las oportunidades

Las oportunidades suelen venir en un paquete con una etiqueta que dice: "trabajo duro", por eso a menudo suelen ser descartadas o ignoradas. Una vida gris, previsible, desarrollada dentro de los espacios conocidos, áreas de confort, no es equivalente a una vida fácil. De todas maneras implica sostener batallas diarias, pero de menor valía. La vida, los negocios, la familia, en todos los niveles de ambición, presentan auténticas batallas. Pero tenemos la valiosa libertad de elegir qué batallas pelear y en qué tipo de territorio. Podemos elegir la buena batalla, en la que vale la pena una preparación  minuciosa, correr el riesgo por una alta recompensa. Podemos escribir nuestro propio guión de vida, siendo protagonistas no víctimas, sin dilapidar valiosa energía en trivialidades que consumen nuestro tiempo. La mayor de las concesiones es la libertad de ser quien queremos ser.  Nuestro creador nos dejó la invitación a un banquete extraordinario de reino. Ya está todo li

Nada es fácil ¿y quién se conforma con nada?

Algunas veces he sido asaltado en forma abrupta por los problemas en mi somnolienta transparencia del fluir automático y diario ¡Gracias a Dios por los problemas! Me han despertado y salvado de ir directo a una caída en cascada porque estuve obligado a diseñar estrategias, correcciones, expandir mi imaginación, trabajar en equipo y aprender pedir ayuda. Los problemas son pruebas que obligan a descubrir mis nuevos niveles de fe, y la fe va produciendo paciencia, tan necesaria para caminar los rumbos de nuestros propósitos disfrutando de la experiencia maravillosa de vivir. Luego del tránsito de ese circuito que parte desde las pruebas y los problemas hasta haberlos sorteado, nada se compara a la alegría de haberme dado cuenta de cuánto he crecido y aprendido en ese proceso. Cuando entendí que cada situación fue preparada por Dios para ir puliéndome, he tomado los problemas como desafío, y que son desafíos a los que estoy a la altura, me convienen enfrentarlos y superarlos ahor