Dos escenarios, dos dimensiones se describen al inicio del libro de Génesis. En uno de los escenarios, la tierra, desordenada y vacía. El otro escenario, que es el cielo, es el espejo ideal, con orden y sincronización armónica perfecta. El ser humano nació para ser cabeza y no cola, tiene el inmenso privilegio de poder funcionar en ambos escenarios. Con la mente y el enfoque en el cielo pero con los pies sobre la tierra.
Los emprendedores hemos recibido dones, talentos, sabiduría y habilidades nos fueron dados desde el cielo que si son usados correcta y ordenadamente podamos conquistar la tierra, en sus diferentes aspectos: familia, negocios, política, educación y diversión. Las conquistas cuando vienen de Dios, tienen una garantía que las asegura. Esa garantía se llama visión. Desde la visión se arman las estrategias y el plan coherente con el propósito. La provisión de los recursos llegan de manera sobrenatural cuando hay una real disposición a ejecutar los planes que ya están prediseñados por el creador de todas las cosas, visibles e invisibles. Esa disposición se manifiesta a través de un plan escrito. Si no se escribe, es sólo un deseo, un espejismo, una trampa para desenfocarnos. El plan escrito es el primer paso en la ejecución de toda obra pequeña o monumental. Cuando se comienza a escribir y dibujar un sueño, se potencia la fuerza, aparecen las estrategias variadas, también aparecerán las luchas y las lágrimas junto con el aprendizaje, porque a partir de una determinación se levantarán fuerzas que tratarán de desviarnos y como pilotos de un avión, la mayor parte de nuestro esfuerzo estará en mantener el rumbo fijado de antemano contra tormentas, corrientes de aire, paisajes atractivos y el tránsito de otros aviones.
Los emprendedores hemos recibido dones, talentos, sabiduría y habilidades nos fueron dados desde el cielo que si son usados correcta y ordenadamente podamos conquistar la tierra, en sus diferentes aspectos: familia, negocios, política, educación y diversión. Las conquistas cuando vienen de Dios, tienen una garantía que las asegura. Esa garantía se llama visión. Desde la visión se arman las estrategias y el plan coherente con el propósito. La provisión de los recursos llegan de manera sobrenatural cuando hay una real disposición a ejecutar los planes que ya están prediseñados por el creador de todas las cosas, visibles e invisibles. Esa disposición se manifiesta a través de un plan escrito. Si no se escribe, es sólo un deseo, un espejismo, una trampa para desenfocarnos. El plan escrito es el primer paso en la ejecución de toda obra pequeña o monumental. Cuando se comienza a escribir y dibujar un sueño, se potencia la fuerza, aparecen las estrategias variadas, también aparecerán las luchas y las lágrimas junto con el aprendizaje, porque a partir de una determinación se levantarán fuerzas que tratarán de desviarnos y como pilotos de un avión, la mayor parte de nuestro esfuerzo estará en mantener el rumbo fijado de antemano contra tormentas, corrientes de aire, paisajes atractivos y el tránsito de otros aviones.
Y algunas veces nos veremos perdidos o metidos en laberintos, pero la palabra escrita en la biblia contiene los códigos, las coordenadas que nos reconectarán a nuestro rumbo. Códigos que usados frecuentemente nos abrirán puertas donde no sabíamos que existían, y nos conectarán con gente que nos llevará a nuevos niveles.
Y buscaremos nuevos niveles para hacer siempre mejor y distintas las cosas. No aceptaremos las "explicaciones" de que esto o aquello no se puede o que se debe hacer de esta u otra manera. Las "explicaciones correctas" son solamente excusas bien presentadas para tranquilizarnos y no intentar crear un nuevo mundo.
Y Jesús ya nos dejó una clave para hallar muchos tesoros a través de la innovación permanente de los emprendedores y visionarios: "Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino y también los odres; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos"
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