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Mostrando entradas de mayo, 2012

Que aburrida es la lógica

La lógica y a incredulidad son parientes y se parecen en que son aburridas, previsibles y nunca hacen milagros. Se parecen a las personas que dejan de tener actitudes de niño: se vuelven mecánicos, religiosos, estructurados, serios, obsoletos, incompletos, en fin, amargados, creyendo que la vida es estar al resguardo de supuestas certezas. He visto “certezas” caerse a pedazos (imperios, modas,  ideologías, filosofías). Fijate como reacciona el rey Herodes en la historia del nacimiento de Jesús. Nunca había sentido tanto temor por un enemigo como por un niño. Una persona durante los primeros años de su vida aprende cosas impactantes: caminar, hablar, relacionarse. Pero si se conformara con eso se perdería muchas otras cosas aún más fascinantes como leer, pintar, componer música, conocer el amor de una mujer, los hijos. Es como lograr ingresar a la universidad y no ser capaz de esforzarse continuamente para terminar la carrera. No hay recompensa, no hay nada si no s

Alejate de los aguafiestas

Hay una historia en la biblia de un joven ciego de nacimiento que es sanado por Jesús (Libro de Juan cap.9 versiculos 1 al 41). En esta historia se ve con claridad que un acontecimiento tan extraordinario y sobrenatural como el hecho de que se sane un ciego es embestido por varios intentos de gente común, religiosos, vecinos y hasta de sus propios padres tratando de amargarle y arruinarle la fiesta. Probablemente mendigaba desde pequeño y cuando sucede el milagro mas grande de su vida, nadie festejó con él. La amargura intentó (como durante toda su vida anterior), paralizarlo, bloquear su potencial, convencerlo que no intente nada, que no sea feliz. Pero afortunadamente Jesús esperó que él esté maduro y listo para darle su regalo porque la mala onda no impidió tomar lo que estaba esperando. Cuando emprendas algo nuevo, cuando te empiezan a salir las cosas, cuando crezcas siempre van a aparecer los mediocres (gente común), los estructurados (religiosos), los chusmas y envi

Nuestras propias resurrecciones

Si querés seguir creciendo y soñando vas a tener que estar sano con respecto a cada etapa de tu vida. No podés jugar un buen partido con una uña encarnada. Vas a tener que eliminar de tu vida conceptos limitantes como: “no pude esto”…”no tuve lo otro”…”no tuve padre”…”no tuve plata”…no tuve casa”…etc. Por ahí tuviste que saltar etapas (infancia, adolescencia), si creés, Dios puede restaurar eso que te deprime o limita. Entonces ¡¡a cerrar etapas y resucitar! El pueblo de Dios, guiado por Abraham, tuvo esa limitación de etapas pasadas no superadas. Desde que nacieron fueron esclavos, tenían que trabajar desde la infancia y quedaron cautivos de esos pensamientos, de esa mecánica implantada en sus mentes, por eso no fueron aptos para tomar posesión de la tierra, para administrar riqueza. A algunos nos pasa que no hemos quemado etapas o nunca bajamos de una, como eternos adolescentes, con hábitos de adolescentes, con responsabilidad de adolescentes. Cuando hay resurrección

Cuando no hay referencias

Hay tiempos de pérdida de visión. No se revelan las palabras claves, incluso cuando las conocemos o convivimos con ella. Algo parecido sucede en nuestra relación con Dios. Puede ser que en algún momento hayamos tenido alguna experiencia sobrenatural, algún milagro o “toques”, pero cuando   llegamos a tener una revelación ya no se quiere volver atrás. Puede ser que allí esté la respuesta de porqué mucha gente se aparta de Dios, porque deja de buscar esa revelación que una vez que se concreta se convierte en un pacto inexpugnable. Nosotros somos los terrenales, y si queremos evolucionar hacia lo sobrenatural nosotros debemos buscarlo, y no al revés. “El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia…Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada” (1 de Samuel 3:1 y 3:7) Y esa revelación se suele dar luego de pasar por períodos de escasez, de repu

Correr por correr

Esperamos todo el año por el aguinaldo, con razonamiento no muy matemático imaginamos las cosas con muchas “Y” (cambiar el auto “y” arreglar la casa “y” viajar de vacaciones “y” hacer una gran fiesta de fin de año “y” comprarnos muchos regalos). Al final cuando los magros billetes están en nuestras manos obligadamente debemos cambiar las “Y” por “O”. Llegan entonces las cruciales preguntas que no queríamos hacernos: ¿por esto trabajé tanto? ¿tiene sentido mi vida? ¿estará cerca la muerte? ¿la debo ignorar? ¿dónde está la sabiduría? ¿qué lugar ocupa Dios en mi vida? Salomón, el rey más rico y exitoso de todos los tiempos, en su búsqueda de la felicidad y sentido de la vida reflexionaba: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación va, generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea

Cómodamente adormecido

Vivir en fe, no es cómodo. Sucede como con los trabajos mejor remunerados, solamente algunas personas están dispuestas a hacerlo porque requiere esfuerzo, enfoque y dedicación. Quien busca las perlas más preciosas es un buceador solitario que se sumerge en las aguas mas oscuras, profundas, frías y peligrosas. El neurocirujano es sometido a la mas alta exigencia en su preparación y luego en su trabajo toca sangre, tejidos, está bajo tremenda presión todo el tiempo. El deportista de elite nunca está cómodo, vive lesionado, dolorido, entrena aunque esté nevando, lloviendo o con 40 grados, lejos de su familia, con compañeros extranjeros, competitivos hasta hostiles. En la comodidad no pasa nada, no hay riesgos, no hay desafíos, no hay cambios, no hay evolución. La religiosidad vende porque ofrece comodidad. Un papel como certificado de bautismo dice que sos hijo de Dios, pero ¿servirá para justificarte ante Dios ese papel como prueba de tu amor y fidelidad? “Pero sin FE es