La lógica y a incredulidad son parientes y se parecen en que son aburridas, previsibles y nunca hacen milagros. Se parecen a las personas que dejan de tener actitudes de niño: se vuelven mecánicos, religiosos, estructurados, serios, obsoletos, incompletos, en fin, amargados, creyendo que la vida es estar al resguardo de supuestas certezas. He visto “certezas” caerse a pedazos (imperios, modas, ideologías, filosofías). Fijate como reacciona el rey Herodes en la historia del nacimiento de Jesús. Nunca había sentido tanto temor por un enemigo como por un niño. Una persona durante los primeros años de su vida aprende cosas impactantes: caminar, hablar, relacionarse. Pero si se conformara con eso se perdería muchas otras cosas aún más fascinantes como leer, pintar, componer música, conocer el amor de una mujer, los hijos. Es como lograr ingresar a la universidad y no ser capaz de esforzarse continuamente para terminar la carrera. No hay recompensa, no hay nada si no s
A mis hijos y generaciones venideras, el legado más importante: que Cristo sea su fundamento, para que sus mentes se renueven y no se amolden al mundo