Quien quiere ser sabio, pretende innovar e ir un poco más allá de la zona de confort y mediocridad, busca y alimenta hábitos para mantener una visión expansiva que le permita anticiparse a los cambios, trata de conocer el terreno a conquistar y coordina así la mejor estrategia para aprovechar al máximo sus recursos y tiempo. El sabio tiene una vida fructífera y efectiva.
La revelación de una visión provee el "por qué" de una vida. La revelación es sólo para quienes tienen hambre y sed de Dios. Si lo que me motivara a buscar conocimiento de Dios no es el amor, entonces el conocimiento adquirido solo me guiará a la vanidad. La revelación que viene de parte de Dios es solamente coherente para avanzar de acuerdo a sus propósitos.
La sabiduría provee dirección, mientras que el conocimiento provee información.
Jesús ganó una victoria total en la cruz permitiendo a quien quiera acceder al lugar santísimo. Hemos sido redimidos por su sangre para acceder a la presencia. Abrió un camino nuevo y vivo para los que creen. Si no hemos experimentado una vida permanente de revelación evidentemente sobrenatural tendríamos que hacernos algunas preguntas:
¿Anhelo conocer más a Dios o me interesan sólo sus beneficios?
¿Genuinamente deseo ver su gloria manifestarse a través de mi persona?
¿Estoy dispuesto a clamar por su presencia en la intimidad continuamente?
¿Qué haría con los misterios de su reino cuando me sean revelados?
¿Soy consciente que funciono bien, con mi dominio físico, mental, emocional y espiritual cuando estoy en adoración?
Quizás algunas de estas preguntas nos puedan llevar a ver la punta del iceberg de una gran revelación, un gran "por qué" para el propósito de nuestras vidas.
Hay una coordenada clave que sirve como referencia y que dice
“Sucederá que en los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos. En esos días derramaré mi Espíritu
aún sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán" (Hechos 2:17)
aún sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán" (Hechos 2:17)
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