Dice Napoleón Hill que el conocimiento es poder...poder en potencia. Se convierte en poder real solamente con un plan definido de acción y un propósito determinado. Alguien educado no es alguien que tiene abundancia de conocimientos generales, sino quien ha cultivado facultades de tal manera que pueda obtener lo que desea sin violar los derechos de los demás. La fuente del conocimiento es Dios y la mente de Cristo es perfecta. Este conocimiento se revela a los íntimos. Por eso en hebreo la palabra secreto significa amistad. Dios tiene un lenguaje privado para cada uno, está disponible para todos pero quien lo busca es quien lo encuentra.
Una vez que se revela el conocimiento que viene de Dios, que es gloria extraordinaria, ya nada será igual, lo mundano pasará a ser aburrido. Aparecerán personas inesperadas que nos va a abrir puertas y nos van a ayudar en los peores momentos. Seremos provistos de armas nuevas para pelear en nuevos niveles de guerra. Ya no será la guerra rastrera en el barro barro por la supervivencia, sino batallas épicas de conquista.
Estudiar a Jesús y su palabra expande de tal manera nuestra mente, que ya dejamos de trabajar por cosas sino que diseñamos sistemas que trabajen para nosotros proveyendo recursos sobreabundantes. Por eso nos invita a levantar la cabeza buscando salidas en el piso y poner la mirada en los asuntos del reino. Sólo así podremos atravesar las barreras que están a nuestro alrededor a manera de cuerdas invisibles, que se llaman paradigmas. Como emprendedores somo auto-líderes y todo líder evoluciona con información, somos trabajadores de la información, obteniendo nuevas distinciones, convirténdonos en influencia para crear un nuevo mundo alrededor, más amplio, más abundante, más atractivo, más generoso, con más opciones.
Nuestros miedos son por falta de desarrollo humano. El miedo quita la capacidad de soñar. La capacidad de soñar para construir futuro es una diferencia fundamental con los animales. El miedo y la pobreza son hermanas, van juntas. Debemos trabajar persistentemente para desarrollar el emprendedor empresario que hay en cada uno. El trabajo sistemático tradicional no da dinero. El empresario da dinero. Decidimos alegremente tomar el control de la tarea de entusiasmarnos, ser productivos, crear, renunciar a la rutina y eliminar el lamento porque el cuando nos lamentamos la abundancia nos abandona.
Las coordenadas del día están en estas palabras claves:
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