"Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte."
(La Biblia. Libro de 2da. de Corintios 12:7)
Como hombre empresa alguna vez te preguntaste ¿Cuál sería el aguijón en la carne que menciona este extraordinario apóstol de Jesús llamado Pablo?
Podemos arriesgar algunas hipótesis, porque no podemos percibir con mucha claridad ni amplitud lo que dicen las escrituras al respecto. Podría ser alguna enfermedad crónica, un problema de la vista, alguna persona que lo perseguía o tenía como enemigo, cosecha de su vida anterior, alguna debilidad de su carácter, consecuencias de la altivez o el orgullo tan típicas en las personas de magnetismo e inteligencia destacada.
Pero ¿qué describe a la vez en ese pasaje el trabajo que estaba haciendo esta dolencia en su carácter?
Vemos que menciona que funcionaba como una alarma o un freno al enaltecimiento, una horma para el ego. Lo obligaba a mantener una dependencia honesta y profunda con Dios. Ese aguijón dejaba marcas en su carácter que le podían servir como referencias para mantener la humildad y teniendo en cuenta que estaba siendo parte de un proceso contínuo de perfeccionamiento, cuyo modelo terminado es Cristo.
Y en nuestras vidas ¿qué efecto hacen el dolor y el sufrimiento? ¿qué logran en nuestro carácter?
Fundamentalmente revela lo que hay dentro. Separa el oro de la escoria. Pone la prueba nuestro carácter porque es en ese momento donde sale a exhibirse la calidad de nuestros frutos internos, si es que los hemos cultivado. También sale lo peor de cada uno. Bajo presión y tormenta cruje la estructura, se hacen visibles las grietas y fisuras, saltan los parches y remaches, y tomamos nota seriamente de lo que hay que ajustar o hacer de nuevo.
¿Y qué nos lleva a hacer el sufrimiento, que de otra manera no lo haríamos?
Creyentes y ateos, cuando sufren, piensan en Dios como nunca. Ya sea quejándose como víctimas de una supuesta injusticia o suplicando por su auxilio. Si es un sufrimiento repetido, los lleva a preguntar por qué se repite esa historia. Hasta no sincerarnos con nosotros mismos, abandonando la obstinación, no aprendemos la lección para superar el examen. El corazón quebrantado facilita acercarse rendido a Dios, y podemos oírlo con actitud de escucha activa, dispuestos a a ser moldeados. Sabemos que Dios resiste a los soberbios y altivos y los mira de lejos nomás. También en circunstancias de sufrimiento y dolor solemos hacer caso al llamado a servirle, a renunciar a todo aquello que pusimos como ídolo sobre Dios. Cuando estamos pasando alguna circunstancia dolorosa, seguramente ya nos habló al respecto de múltiples formas.
Y mirando hacia el futuro ¿qué propósito tienen este tipo de experiencias tan opuestas al placer?
Una experiencia es lo mejor para lograr empatía. Sólo alguien que vivió alguna circunstancia similar puede llegar a comprender lo que está viviendo otro. Y una persona, que ha superado una situación de sufrimiento, se convierte en una persona más fuerte, con nuevas capacidades y habilidades que puede poner al servicio de otros. También es un faro, un señalero para que mucha gente pueda ser advertida y evite ese sufrimiento.
La ostra sufre un proceso muy doloroso, cuando sin desearlo, se mete un grano de arena en su cavidad interna. Imaginate que una piedrita esté lastimando tus encías y lengua durante meses, algo peor sucede en la mucosidad de la ostra. Por más esfuerzo que haga no podrá expulsarlo. No le queda mas remedio que esforzarse y cubrir permanentemente el grano con una baba para aliviar su sufrimiento. Pero al cabo de un tiempo, ese proceso de nacarado, convierte un suceso tan desagradable en una hermosa perla de altísimo valor.
Para situaciones de prueba o sufrimiento te comparto esta oración: Señor, no entiendo muchas cosas de las que haces. No siempre entiendo por qué sufren los buenos. Sin embargo soy consciente que sólo aprendo con el sufrimiento. Por eso te doy gracias y te pido que me fortalezcas cuando llegue. Que tu gracia me baste. En tu nombre Jesús. Amén
"Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios." (Proverbios 30:7)
Sobre el autor: Francis Lenguaza cuenta con más de 20 años de experiencia en management en empresas líderes en los sectores de energía, telecomunicaciones, plásticos, retail, maquinarias y network marketing. Es coach ontológico y actualmente colabora con personas y equipos en la determinación de identidad, metas, propósito, plan de vida y negocios. Comprometido con Sonia Penayo, quien es Contadora Pública Nacional, con certificación de la International Coach Federation y de desempeña como analista en el sector banca y finanzas. Ambos aman y siguen el modelo de liderazgo de Jesús.
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