Estamos permanentemente en alguna carrera, individual o corporativa, a distintos ritmos, con ambiciones variadas, con esfuerzos variables, enfocados en algunas de ellas, en otras no tanto, para algunas nos hemos preparado, para otras no, para otras más seguramente nos estamos preparando. Algunas de estas carreras que estamos corriendo pueden ser el trabajo, la familia, el tiempo de vida, la relación con Dios, el estudio, un oficio, una misión, un propósito, una profesión, tu empresa, un deporte, un hobby o incluso un deterioro que conduce a la destrucción.
Un hombre empresa sabe que todas las carreras tienen una meta deseada: en los estudios, obtener el título o certificado; en el trabajo obtener el pago, un ascenso, aprendizaje o experiencia; en la familia, unidad, acuerdos, respeto; en la empresa, un servicio que aporte valor a la comunidad; en la política, una puesto, un cargo o la realización de una idea colectiva desde el estado; con respecto a Dios, conocerlo, estar frente a El, recibir esa corona que espera a los que llegan.
En la biblia, en el libro de 2da. de Timoteo 4:7 se habla específicamente de esta promesa de una corona: "...me dará una corona como premio..."
En esa carrera, vamos a tener que despojarnos de algunos lastres que nos ponen lentos y en desventaja. Estos lastres son los pecados que nos van intoxicando de a poco...las excusas para no persistir, las ganas de abandonar, el trabajo, el cansancio, el activismo vacío y sin propósito.
Tendremos en cuenta que otros ya corrieron y vencieron en carreras extraordinarias. Héroes de la fe como Abraham, José, Josué, David o Job.
También podremos avanzar y tener resultados si somos disciplinados, íntegros, honestos, constantes, responsables y fieles a nuestros mentores y entrenadores.
El combustible para esa carrera van a ser toneladas de pasión, combinadas con ganas, entusiasmo, amor, voluntad, poniendo en primer lugar a Jesús y como modelo ideal de carácter y determinación.
"...Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. Así que Jesús les preguntó a los doce: -¿También ustedes quieren marcharse?
-Señor -contestó Simón Pedro-, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna..." (Libro de Juan cap. 6 vers. 65)
Las palabras crean pensamientos, y los pensamientos crean acciones. Algunas acciones son muy simples pero tan poderosas que pueden llegar crear un mundo totalmente nuevo para tu vida. Esta vez la acción consiste en decir algunas palabras y por eso te invito a hacer la siguiente declaración en voz alta:
Tu gracia es la fuente de mi libertad. Sólo tu amor me cautiva y tu voz me llama, me dice VEN. Correré por siempre, correré hacia tí Señor. Tuyo es mi ser, por eso correré hacia tí. ¿Adónde mas iré? Te amo Jesús, ahí voy
Sobre el autor: Francis Lenguaza cuenta con más de 20 años de experiencia en management en empresas líderes en los sectores de energía, telecomunicaciones, plásticos, retail, maquinarias y network marketing. Es coach ontológico y actualmente colabora con personas y equipos en la determinación de identidad, metas, propósito, plan de vida y negocios. Comprometido con Sonia Penayo, quien es Contadora Pública Nacional, con certificación de la International Coach Federation y de desempeña como analista en el sector banca y finanzas. Ambos aman y siguen el modelo de liderazgo de Jesús.
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