Lo bueno, está bueno como punto de partida. Lo bueno está bueno cuando se está de paso, de salida de la mediocridad, con destino a la excelencia, pasando antes por lo muy bueno.
La duda es lo que más demora este andar. Junto con la indecisión y las tentaciones. Se suele subestimar a las consecuencias de las tentaciones.
Hollywood, en su aspecto cultural más vacío y decadente, más cierto tipo de filosofía que se la da de superada, minimizaron los efectos de las tentaciones, dando a entender que sólo ofenden a ciertas reglas religiosas.Tremenda falacia. Por sus frutos los conocerán.
Algunas de las consecuencias que se manifiestan de manera inmediata al ceder a tentaciones son el desenfoque, las grietas en la integridad y la vergüenza oculta. Todas, tarde o temprano nos pasarán factura.
Las tentaciones, a veces disfrazadas de magníficos argumentos y excusas, nos empujan a violar el compromiso con nosotros mismos y con Dios, desdoblando a la persona en dos partes, fluctuando entre el ser exterior, que simula que está todo bien, y el ser interior que perdió confianza y teme ser desenmascarado en cualquier momento.
Ojo, salvo Jesús, no existió hombre completamente infalible, íntegro y excelente. Es un proceso de maduración constante que no cesa en esta vida en la tierra. Existen sí hombres con la grandeza de haber decidido buscar reconocer, día a día, las posibles grietas en las intenciones de su corazón, para poder sanarlas, en lo posible antes de que estallen. Porque estallarán siempre en el peor momento, y la fisura interna se convertirá en un cráter externo. Lo malo que se forma en el corazón, buscará una chimenea donde expulsar hacia afuera eso, en forma de duda, timidez, malas decisiones, bloqueo mental, desgano, ira, enojo, maldiciones, violencia, temor o enfermedades.
Bueno ¿y qué hacemos entonces? Dejar de postergar la determinación de volver siempre a la meditación, en quietud, buscando oír la voz de Dios, quien como una linterna nos mostrará aquello que hay que enderezar. La sabiduría divina no es instinto. Está en cada uno dedicar ese tiempo diario. Y si es necesario pedir ayuda a alguien maduro en carácter y forjado en principios.
No alcanza con ser honesto y reconocer. A esto le sigue la acción. Es necesario decidir ser pro activos en este aspecto, sino todo quedará en un remordimiento sin frutos.
Quiero corregir mi conducta y cumplir tus mandamientos.
6 Si los cumplo,no tendré de qué avergonzarme.
7 Si me enseñas tu palabra, te alabaré de todo corazón
8 y seré obediente a tus mandatos.
¡No me abandones! (Salmos 119:5-8)
Sobre el autor: Francis Lenguaza cuenta con más de 20 años de experiencia en gerenciamiento en empresas líderes en los sectores de energía, telecomunicaciones, plásticos, retail, maquinarias y network marketing. Es coach ontológico y actualmente colabora con personas y equipos en la determinación de identidad, metas, propósito, plan de vida y negocios. Comprometido con Sonia Penayo, quien es Contadora Pública Nacional, con certificación de la International Coach Federation y se desempeña como analista en el sector banca y finanzas. Ambos aman y siguen el modelo de liderazgo de Jesús y aplican herramientas de coaching en la enseñanza de la palabra. Para solicitar sesiones de coaching y conversaciones podés contactarnos en coachingyproposito@gmail.com
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