Los sueños, así como los músculos, el trabajo y como casi todas las cosas, son útiles, viables, efectivos y motivadores siempre y cuando se los atienda, estimule y alimente. Sino no llegan a categoría de sueño, solamente habrán sido una chispa de emoción, una fantasía momentánea o un espejismo.
Nos conviene tener un sueño. Sin uno la vida no tiene sentido, y si rehusamos tenerlo, otro va a tenerlo por nosotros y seremos arrastrados al sueño de ese otro.
Y lo más seguido posible nos conviene revisarlos, visualizarlos, dirigirnos a ellos.
Algunas preguntas con respecto a nuestros sueños y detectar si no estamos padeciendo "desnutrición de sueño"
Calificando del 1 al 10
¿Tu sueño te motiva?
¿Tu sueño es tu prioridad?
¿Tus acciones y pensamientos diarios están enfocados en ellos?
¿Las acciones para alcanzar tu sueño son permanentes y contínuas?
¿Estás planificando para ser efectivo?
- Si el promedio te da de 8 a 10, excelente. Tu vida tiene propósito y tus acciones son coherentes y como una lupa que concentra la luz en un punto, así están trabajando tus acciones y pronto los resultados serán extraordinarios.
- Si el promedio es de 5 a 7, normal. Quizás haga falta algún ajuste y ver en realidad qué quieres. A tener cuidado con cosas que están desenfocando y robando tiempo. Evidentemente el "por qué hacerlo" aún no es lo suficientemente fuerte.
- Si el promedio te da de 2 a 3, grave. Urgente hace falta un plan de acciones inmediatas para evitar que muera. Ese sueño que hoy está enfermo, el día de mañana se va a convertir en una pesadilla recordándote de manera acusadora que por falta de carácter, constancia y valentía lo dejaste morir.
- De 0 a 2: en coma.Y lo peor es que seguramente tu vida y tu estado de ánimo están en el mismo estado. Hace falta un shock, buscar, preguntarle a Dios: "¿Qué quieres que haga?" y te aseguro que viene una respuesta.
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