Los pueblos están compuestos por personas, y cada decisión de esas personas, que se relacionan, se influyen unas a otras, tienen consecuencias y beneficios. Un pueblo puede llegar a caer tan bajo por la propia falta de discernimiento y rebeldía, hasta ser humillado y burlado por sus enemigos y propios vecinos. La obstinación por la autocomplacencia, el egoísmo, las filosofías y psicologías de moda, contrarias a principios del funcionamiento coherente del universo perfectamente diseñado por Dios, llevan a perder la cordura y a una sucesión de malas elecciones encadenadas hasta el punto de llegar a desatar una catástrofe. Violar sistemáticamente los principios que forjan la excelencia nos hace perder el escudo espiritual que nos brinda Dios en la salud, la finanzas y las relaciones humanas. Sin cobertura somos saqueados y lentamente caemos en ceguera y oscuridad. Terminamos a tientas, mal guiados por un corazón débil y enfermo, encerrado en sus propias conclusiones.
Aún así sigue vigente la promesa que recibimos de nuestro padre creador, la de hacer resplandecer su rostro sobre nuestras vidas y rescatarnos del desierto mortal a que nos llevaron nuestros propios pasos erráticos.
Nuestro cuerpo es simplemente tierra, y es cada uno es soberano de permitir o impedir lo que se siembre en esa tierra. El requisito entonces es limpiar el terreno de toda maleza para que lo que verdaderamente edifique nuestro ser tenga profundas raíces.
El principio de todos los principios es Dios y su palabra. Cuando reconozco eso y lo acepto, lo que construya será sólido. Si es el fundamento de mi corazón, las circunstancias no me sacarán de eje ni me desviarán de mi propósito. El principio de todos los principios me guiará a zona fértil y fructífera. Mi boca será llena de palabra viva y eficaz, tan poderosa como para atraer atmósfera de cielo a la tierra.
Y ya no serán los espejismos naturales, que se oxidan y perecen en pocos años, los que determinen la realidad de mi vida, sino la extensa visión, el vigor extraordinario y la autoridad para la conquista de la tierra reservada para los que han heredado el reino.
Comentarios
Publicar un comentario