Muchos seguramente creen que el típico seguidor de Jesús es alguien débil, complaciente, apagado, pobre y anónimo. Yo mismo pensaba eso durante mucho tiempo. Las escrituras muestran sin embargo a Pablo como modelo y ejemplo totalmente contrario a eso. Es que Pablo encarnaba una lanza de dos puntas irresistible. Preparado intelectualmente pero a la vez equipado con poder y autoridad del cielo. Su convencimiento no estaba basado en su talento discursivo ni su profundidad filosófica, sino en el Espíritu Santo habitando en él, que le daba la gracia suficiente para penetrar en los corazones más endurecidos e incrédulos. Por su puesto que no todos los que entraban en contacto con él se convertían, sino que voluntariamente decidían seguir necios aferrados a sus egos, tradiciones y deseos naturales. Pablo hacía lo que le tocó hacer, llevar la semilla y regarla, con la noticia de la resurrección de Cristo, con el arrepentimiento como condición para una nueva vida con certeza de la eternidad. También supo delegar poder, que él mismo había heredado de Jesús, para reconquistar la tierra que hasta ese momento había caído en malos del maligno y sus hijos de desobediencia.
El poder verdadero, legítimo, proveniente de la fuente de poder del trono del cielo, hace que el espíritu humano viva y suelte el temor a perder las cosas materiales del mundo, que son pasajeras y perecederas. Ese poder verdadero se manifestaba visible a los ojos naturales en forma de milagros, con la evidencia de la gloria de Dios cambiando la atmósfera espiritual en la tierra.
Esa misma gloria es la que hoy puede romper estructuras enmohecidas de religiosidad, temor y brujería. Vuelve obsoleto lo visible y tangible, poniéndose real y eterno lo invisible. Con este poder se vive la cuarta dimensión, que es sobrenatural, sometiendo al universo natural y físico, que pertenece a la tercera dimensión. Pablo anunciaba y daba testimonio con su propia vivencia de que hay poder en en nombre de Jesús. Nombre sobre todo nombre. Que el reino se ha acercado. Que el cielo ha abierto sus puertas y sus bendiciones están disponibles para quien lo arrebate. Y los ciegos incrédulos se van a quedar afuera.
Sobre el autor: @francislenguazaFrancis Lenguaza, entusiasta del desarrollo personal continuo, cuenta con más de 20 años de experiencia en gerenciamiento en empresas líderes en los sectores de energía, telecomunicaciones, plásticos, retail, maquinarias y network marketing. Es coach ontológico y actualmente colabora con personas y equipos en la determinación de identidad, metas, propósito, plan de vida y negocios. Casado con Sonia Penayo, quien es Contadora Pública Nacional, con certificación de la International Coach Federation y se desempeña como analista en el sector banca y finanzas. Ambos aman y siguen el modelo de liderazgo de Jesús y aplican herramientas de coaching en la enseñanza de la palabra
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