Hay una
historia en la biblia de un joven ciego de nacimiento que es sanado por Jesús (Libro de Juan
cap.9 versiculos 1 al 41). En esta historia se ve con claridad que un
acontecimiento tan extraordinario y sobrenatural como el hecho de que se sane
un ciego es embestido por varios intentos de gente común, religiosos, vecinos y
hasta de sus propios padres tratando de amargarle y arruinarle la fiesta.
Probablemente
mendigaba desde pequeño y cuando sucede el milagro mas grande de su vida, nadie
festejó con él. La amargura intentó (como durante toda su vida anterior),
paralizarlo, bloquear su potencial, convencerlo que no intente nada, que no sea
feliz.
Pero
afortunadamente Jesús esperó que él esté maduro y listo para darle su regalo
porque la mala onda no impidió tomar lo que estaba esperando.
Cuando
emprendas algo nuevo, cuando te empiezan a salir las cosas, cuando crezcas
siempre van a aparecer los mediocres (gente común), los estructurados
(religiosos), los chusmas y envidiosos (vecinos) y los escépticos (personas
cercanas) tratando de arruinar nuestra fiesta.
Es
importante saber librarse de esas cosas o personas que condicionan nuestra
vida, nuestra alegría. Gente estructurada que intenta meterte en una caja.
Gran error
vivir intentando ser aceptado por los demás. Especialmente buscando la
aceptación del ojo crítico y disconforme de nuestros propios padres. Olvidate,
eso no existe.
La
felicidad es un disposición de la mente y no una condición de las
circunstancias.
El mundo no
va a salir a aplaudirnos y a festejar con nosotros cuando seamos bendecidos,
sinó que va a intentar sepultarnos con innecesaria “lógica” o con explicaciones
de casualidades y fallas técnicas de diagnóstico cuando ocurren milagros. Va a
intentar minimizar o ridiculizar el milagro.
En
definitiva va a intentar oscurecer nuestra luz. Nuestra chispa, nuestra semilla
de ser único e irrepetible nos empuja y nos anima a ser excepcionales, a salir
de lo común, lo ordinario, lo corriente.
Lo
sobrenatural es sólo para los que creen y va en contra de un sistema que como
fuerza centrípeta intentará absorberte hacia la mediocridad, lo intrascendente,
lo tibio, lo previsible.
“(Jesus)…dicho
esto escupió en la tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo, los
ojos del ciego” (Juan9:6)
Impresiona
el estilo de Jesús para hacer este milagro. ¿Por qué lo hizo de esa manera? A
propósito, para que revienten de bronca los estructurados y los religiosos. Y
para mostrarnos a nosotros que lo excelente, lo mejor, va a venir a nuestra
vida, no como concibe nuestra mente, sino cuando LO CREAS. Dios no sigue la
lógica humana, lo hace como quiere, es Dios.
Hay que
romper moldes y corralitos que nos mantienen cautivos, tener oídos sensibles a
las ideas creativas de Dios, buscar en la intimidad y en forma directa su
presencia, su poder encendiendo nuestra vida, acelerando nuestras partículas.
El chico
nacido en una villa pobre, que trabaja de día y estudia de noche, doblegando
con pasión su esfuerzo, se acerca cada día a su visión personal y optimista de
un futuro lleno de cambios y recompensas, a pesar de su entorno hostil, que
trata de convencerlo que nunca va a salir de allí, que no vale la pena el
esfuerzo.
En ese chico
Dios ve las cosas que vió en David. Es como si Dios dijera: “si éste aguantó
haber nacido de una prostituta, el rechazo de su padre, se peleó con osos y
leones para cuidar sus ovejas, si no tuvo problemas en enfrentar a Goliat, si
soportó la persecución de Saúl durante 12 años, entonces le puedo dar grandes
cosas para administrar porque no se dobla ni se quiebra ante la presión”.
Si te dejás
moldear por Dios pronto tu carácter estará listo para disfrutar y administrar
riqueza y va a venir lo mejor.
Abrazos
miles. Hasta la próxima
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