Una de las constantes de la vida es que los resultados se están produciendo siempre. Depende de cada persona decidir concientemente qué resultados desea obtener. Por pereza mental, por ignorancia o por temor, no direccionamos nuestros pensamientos ni fundamentamos los juicios de lo que percibimos alrededor, entonces sucede que los factores externos (una conversación, un chisme, una afirmación de una empresa de comunicación) son los que condicionarán el estado de ánimo de cada uno, poniendo en marcha comportamientos y resultados no deseados.
La vida es como el fluir de un río que no se detiene, por mas quejas y declaraciones de autovictimizaciones que hagamos. Podemos elegir vivir a merced de la corriente o tomar acciones deliberadas y concientes para nadar en la dirección más conveniente a nuestros intereses. No se puede contener el río, pero se puede utilizar su fuerza para una navegación agradable, para pescar, y hasta para producir energía.
La clave está en las semillas que sembremos en nuestra mente. Si no son las semillas adecuadas, todo nuestro pensamiento se llenará de malas hierbas, y nuestros resultados serán producto del azar, indeseables, hasta con consecuencias desastrosas.
Cada uno es responsable por velar, guardar por las puertas de su cerebro, para saber como interpretar el mapa del mundo que nos rodea. De acuerdo a lo que cultivemos en nuestra mente, la vida puede ser un sufrimiento constante o un océano de oportunidades.
Importante tener presente siempre la meta, tener diseñado un plan de acción, hacer las correcciones y obtener.
"piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno, piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo es agradable y merece ser alabado"
(Biblia. Carta a los Filipenses)
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