La palabra aceptación proviene del latín ad capere que significa "tomar para uno mismo". La aceptación de otros depende de la aceptación de uno mismo.
La comparación válida de resultados no es con los otros, sino con uno mismo, por eso mis esfuerzos apuntarán a limar las limitaciones de mi carácter, que impedían que pueda escalar más allá.
Dios siempre perdona, las personas a veces perdonan, el tiempo no perdona, por eso decido revisar todos los días cómo estoy usando mi tiempo.
Desde hoy no usaré más la palabra trabajo, ha sido reemplazada por la palabra juego. Mi juego (antes trabajo) será bueno sólo si me sirve para comer, beber, crecer desarrollándome, y principalmente si me permite amar y ser amado.
Cada persona en el universo es diferente, y acepto eso, y lo valoro porque me permite tener una nueva perspectiva de las cosas, eso también es creación.
Antes de dar cada paso me preguntaré si me acerco a mi pasión o estoy renunciando a ella.
Reconozco que soy ignorante de casi todas las cosas, preguntaré todo lo que sea necesario para entender y aprender. Amar es básicamente procurar conocer lo que me interesa, no suponer ni dar por sentado, porque eso sería un universo propio a medida del ego.
Me he visto luchando por obtener las cosas, peleando por las cosas, sufriendo por temor a perder las cosas, a punto de morir por las cosas, siendo las cosas que poseo. Hoy renuncio a las cosas porque ninguna de ellas pueden llenarme. En cambio voy a recuperar mi verdadera identidad, de hijo de Dios, con todos los derechos y privilegios que ello implica. Identidad que había sido borrada y anulada por la cultura y los paradigmas del mundo. Hacer uso de esa identidad me encamina hacia el propósito para el que creado. En ese estado, las cosas no importan, importa lo que soy.
Opinaré menos, decidiré más. Seré menos severo con los otros y perdonaré más. No está bien exigir a los demás lo que ni siquiera nos exigimos a nosotros mismos. Veré con buenos ojos a las personas, porque de la manera que vemos es como somos nosotros mismos. Sanaré cada herida en mí, para no querer herir a otros. Amaré mas; el amor es eternidad porque no respeta el tiempo cronológico, borra todo comienzo erróneo y echa todo temor de final.
Rogaré por forjar un alma que se haga fuerte cuando se sienta vulnerable, valiente para arrollar a sus propios temores, que transforme las derrotas en aprendizajes, humilde, generoso y austero en la administración de la opulencia.
Atraeré hacia mí a gente que sea de tal manera que si conocen a ellos, sepan como soy yo. Me esforzaré por ser sabio, y cuando lo sea no hará falta que se lo diga a nadie.
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