"Si uno avanza confiado en la dirección de sus sueños , y acomete la vida que se ha imaginado para sí, hallará un éxito inesperado en sus horas comunes."
A pesar del bombardeo mediático-cultural, que intenta convencernos de que estamos destinados a una decadencia inevitable, pertenezco a un grupo por ahora diseminado, pero esperanzado, de hombres y mujeres que se están preparando en forma anónima, pero constante, para ocupar puestos de liderazgo e influencia para provocar una transformación extraordinaria en las sociedades. Ese anonimato en estos momentos sirve de protección, porque se debe a una ceguera provocada a nuestros enemigos para poder proseguir creciendo sin amenazas. Nuestros ojos en cambio están abiertos por Dios, quien nos ha nutrido de discernimiento, inspiración, sabiduría, que trabaja antes que nada en el gobierno de sí mismo, como individuo, para poder así impactar a otros. Moldeando un corazón recto y de servicio, con principios y fundamentos de acuerdo a la palabra creadora de todo lo visible e invisible.
Respaldados en SU voluntad escrita en la palabra, y en una integridad sólida nos iremos vinculando y avanzando, silenciosamente, día a día, palmo a palmo.
Sin acusar ni condenar a nadie, nuestros enemigos se nos unirán arrepentidos o se esconderán avergonzados, acusados por sus propias conciencias, desmoronados sus altares consagrados al ego, dolidos por las heridas auto infligidas al violar principios de vida pre establecidos, por desconcierto y caos a causa de la rebeldía mal encausada. Las naciones se vuelven enemigas de sí mismas debido a la falta de sujeción de sus líderes, por la violación sistemática de leyes y condiciones establecidas por el Creador, justas como condición para la paz y la prosperidad. Un rey que siembra rebeldía, cosecha rebeldía. Al no ser obediente, tiene mal inicio la cadena de mando, sus hombres de guerra se dispersan y su pueblo es acosado, saqueado y oprimido.
La religión estructurada por los hombres, se ha vuelto una consejera obsoleta para el poder, enmohecida, estancada y oscura. Produce líderes sin visión. Es el tiempo de la relación de gobierno establecida en la obediencia y la búsqueda de la instrucción genuina de Dios, para naciones destinadas al éxito.
Vivimos épocas extraordinarias en las que el poder fluye permanentemente entre las élites y las masas, y cuando está en la gente, ésta no sabe usarlo o lo usa mal en rebeliones sin plan ni propósito. Se dice que quien gobierna su lengua, puede gobernar un imperio. La lengua del pueblo se ha hecho mucho daño, maldiciendo, mintiendo, dañando su propia autoestima, comparándose, negando con vergüenza su propia identidad, perdiendo el valor de conquistar su destino. La misma lengua utilizada de buenas maneras sana, bendice, restaura.
Te propongo que desde hoy hagas un uso sabio de tu lengua. Tratá de elogiar, de construir días buenos, de declarar cosas buenas sobre vos mismo y sobre los que te rodean. Y si al principio no te sale bendecir, por lo menos podés no engancharte en conversaciones contaminadoras, maliciosas, críticas o descalificaciones. Escuchar más y hablar menos ya es mucho.
Pronto nos encontraremos, reconociéndonos como agentes de cambio que han construido naciones mejores.
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