¿Qué Hacer Para Que Nuestros Familiares Crean En Jesus? | |
Esaú Crespo ( http://www.iglesiabautista.org/sermones/view/?id=57 )
Introducción:
Hay una promesa divina en cuanto a la salvación de nuestros familiares. En el libro de Hechos 16:31,32, el apóstol Pablo le dijo al carcelero: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa". De manera que hay una promesa del Señor de que el plan divino es que nuestros familiares pongan su confianza en el Señor Jesucristo para que tengan la salvación eterna.
Hemos observado que una de las peticiones que nunca falta en los cultos de oración es la que pide que los familiares inconversos vengan al conocimiento de la verdad. No existe un cristiano que alguno de sus parientes cercano o lejano no sea inconverso. Todos los creyentes que creemos con todo el corazón sobre la verdad bíblica de que los que rechazan a Jesucristo como su Salvador personal irán al infierno, tenemos una carga en el corazón y deseamos que nuestros familiares sean salvos. Sin embargo, debemos saber que la misma carga que tenemos por nuestros familiares inconversos es exactamente la misma que tiene Dios por los perdidos
Es importante destacar el hecho que desde que una persona se convierte a Jesucristo, comienzan a llegar las bendiciones de Dios para toda la familia y las demás personas que de alguna manera se relacionan con el creyente en el Señor Jesucristo. Algunos ejemplos bíblicos nos ayudarán a entender esta verdad: En I Corintios 7:10-14 el apóstol Pablo enseña que la mujer inconversa es santificada en el marido creyente, y el marido inconverso es santificado en la mujer creyente. En Éxodo 20:1-6 Moisés enseña que los que obedecen los mandamientos de Dios son bendecidos y que esta bendición alcanza a otras generaciones; es decir, que así como el pecado afecta a las generaciones venideras, de la misma manera la obediencia a Dios trae bendición a las nuevas generaciones. En II Corintios 6:3 aprendemos que la influencia cristiana es de bendición para los no creyentes por cuanto la obediencia a los mandamientos de Dios produce una vida santa que no corrompe a nadie, sino que al contrario, trae una influencia bienhechora para todos los que rodean al creyente en el Señor Jesucristo. Vemos, pues, que hay una disposición divina para que nuestros familiares sean bendecidos. En vista de lo anterior y basados en nuestro pasaje de reflexión, es decir, Romanos 10:1,2, ¿Qué debemos hacer?
I. Debemos tener pasión por las almas perdidas (v 1a)
II. Debemos orar por las almas perdidas (v 1b)
III. Debemos testificar a las almas perdidas (v 2)
Conclusión:
Si en nuestros corazones hay pasión por los perdidos, tenemos una vida de oración constante y testificamos a los perdidos, entonces Dios hará la obra en los incrédulos, comenzando con nuestros familiares.
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Cada persona proyecta una determinada luz, que puede ser débil, fuerte, difusa o enfocada. Depende de la relación con la fuente de toda luz. Imagino que si varias personas se juntaran y se pusieran de acuerdo en buscar a la fuente mayor de poder, para luego proyectar esa luz como un láser en los corazones, tendría un efecto vivificante tremendo. Una persona encendida por el poder del Espíritu de Dios adquiere revelación, habilidades, talentos y conocimientos, de manera repentina, incluso algunas veces sin haberlo estudiado o aprendido intelectualmente. Algo así sucedió conmigo cuando fui por primera vez a un retiro espiritual con el equipo de una iglesia cristiana. El primer día estaba tan a la defensiva, tan malhumorado, incrédulo y desconfiado que no pude estar consciente en el presente como para disfrutar de la amabilidad y las atenciones de las personas que nos sirvieron en ese evento. Recién al segundo día empecé a sentir que mi corazón se empezaba a ablandar y a abrir.
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