Ananías vino, se me acercó y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recibe la vista!” Y en ese mismo instante recobré la vista y pude verlo. Y él me dijo: “El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo y escuches de sus propios labios su palabra, pues tú serás su testigo ante todo el mundo de esto que has visto y oído. ¿Qué esperas, entonces? ¡Levántate y bautízate, e invoca su nombre, para que quedes limpio de tus pecados!” (Hechos 22:13-16)
Una vida es un testimonio de nuestro recorrido en tiempo y espacio natural. Llevamos marcas y experiencias que van formando nuestro ser interior y exterior y la manera en que enfrentamos cada desafío. Condicionan nuestra reactividad o proactividad. Nuestro temor o valentía. Dentro de nuestra mente y corazón van relatos, interpretaciones y conversaciones. Conversamos todo el tiempo. Con otros, con nosotros o con nuestro creador. Podemos atestiguar temor, desconfianza, incertidumbre o sino esperanza, propósito, amor o libertad.
Todos andamos buscando algo. Tratamos de darle sentido, propósito, paz o confort a nuestras vidas. Y si no estamos accionando en esa búsqueda, seguramente trataremos de aplacar a la conciencia con distracciones momentáneas. Luego que se termina la emoción (o el dinero), de nuevo el abismo.
Las horas transcurren rápidamente, y así se diluye la vida. El que busca encuentra. Y buscando, incluso en el sentido contrario al correcto, hasta una luz cegadora nos puede parar en seco para volvernos en nuestro camino. Nacimiento nuevo, arrepentimiento.
Dios hace un ser totalmente nuevo si se lo permitimos. Nuevo, no remendado.
Toda prueba para la que no nos estamos preparando, o que estemos postergando, tarde o temprano nos reprobará y nos hará retroceder errores. El carácter es forjado con la construcción de palabras que nos da Dios en la biblia.
Decido voluntariamente cada día hacer morir el hombre viejo y con actitud de niño, hijo, aprendiz reconocer mi vulnerabilidad y dependencia de Cristo, para revisar cada una de mis decisiones e intenciones. Me despojo cada día de argumentos humanos flojos, que tarde o temprano perderán efectividad o estarán fuera de moda y me mejor aprendo los principios que rigen el funcionamiento del universo por el sustento creador de la palabra.
Preguntas que abren preguntas
¿Qué condicionamientos identifico hoy que pusieron en mi vida?
¿Qué me impide conocer más sobre los principios que enseña la palabra de Dios escritas claramente en la Biblia?
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