Cada día decido revisar hoy las áreas de mi vida en las que Dios aún no es Dios. Si quiero crecer debo entregárselas a El, para que trabaje en mí, moldee mis carácter y afile mis recursos.
Dios es la semilla de todo lo que sea fructífero y multiplicable.
El es quien sojuzga a la naturaleza y los climas según su perfecta voluntad y diseño.
Un hombre que acumula años, pero que no ha crecido en carácter sigue siendo un niño.
La acumulación de años probablemente sólo sume experiencias en un corazón endurecido, sin expectativas de milagros. Una estructura rectilínea inflexible, que sufre ante la posibilidad de cambio. Que ve mas amenazas que oportunidades cuando se presenta la opción de crecer.
Una persona que pierde la fe, es esclava de los sentidos. Y los sentidos siempre tienen como criterio de elección, ser conservadores, prefieren lo seguro, privándonos así de las mejores oportunidades.
Jesús nos regaló esa inmensa arma de conquista llamada fe.
Cuando empezamos a familiarizarnos con la fe empiezan a venir los sueños, y luego las acciones y luego las victorias.
... pero cerca del amanecer fue hacia ellos caminando sobre las aguas, pues los vio remar con mucha dificultad porque tenían el viento en contra. Hizo el intento de pasar de largo, pero ellos, al verlo caminar sobre las aguas, pensaron que era un fantasma y comenzaron a gritar, pues todos lo vieron y se asustaron. Pero él enseguida habló con ellos y les dijo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» Al subir a la barca con ellos, el viento se calmó. Y ellos estaban muy asombrados. Más bien, su corazón estaba endurecido, y aún no habían entendido lo de los panes... (Marcos 6:48-52)
La palabra me envía a creer. Y me promete que el miedo será vencido y vendrá a la calma
Comentarios
Publicar un comentario