El hombre empresa sabe que el mundo como sistema económico y sociocultural se basa fundamentalmente en el terror. Es como una bola inmensa que nos persigue y agobia, impidiendo la reflexión consciente de nuestras decisiones, empujándonos a hacer cosas mucho más pequeñas que el propósito original por el que fuimos diseñados, pensados y soñados por Dios. Todo objetivo mundano tiende a someter a nuestro verdadero valor como personas. Disponemos de esta vida en la tierra para desarrollar la mejor versión de nosotros mismos. Pero cuando nuestro trabajo, nuestras metas materiales, nuestra diversión y hasta nuestra propia familia se vuelve el propósito esencial de nuestra vida, podemos caer en la trampa de correr tras espejismos que se diluirán cuando los alcancemos.
Tenemos el libre albedrío para elegir ejecutar o no el plan que Dios pensó para nosotros, pero no hacerlo equivale a estar luchando contra sus principios o contra él mismo.
Algunas preguntas que podemos hacernos para revisar si estamos yendo en el camino de nuestro propósito de vida
1) ¿Me siento cansado continuamente?
La fatiga, la impaciencia , la desmotivación y la ansiedad pueden ser señales de que caímos en una rutina de piloto automático que no elegimos concientemente y terminé haciendo lo que hago sólo porque todo el mundo lo hace.
2) ¿Me enfermo seguido?
Las anginas , gripes, brotes en la piel, dolor de cabeza, insomnio y stress suelen ser pedidos de auxilio del cuerpo para solucionar un desbalance entre mente, cuerpo, alma y espíritu.
3) ¿Hay insuficiencia financiera permanente?
El consumo pretende reemplazar la paz verdadera. Debemos tener cuidado con las compras que persiguen una fantasía de bienestar y realización, como ser máquinas de gimnasio caseras, electrónica, masajeadores eléctricos entre otras muchas cosas suelen ser gastos no planificados que producen huecos en la economía.
4) ¿Siento falta de confianza en mi capacidad de discernimiento mis decisiones?
No saber que hacer, no tener ideas creativas, perder la espontaneidad, no ver oportunidades, perder la espontaneidad, no ver oportunidades donde otros sí la ven, pueden ser señales de que estamos haciendo una vida que Dios no nos mandó a hacer.
5) ¿Me cuesta reír?
Reír por reír, no existe nada mas descontracturante que eso. Tanto dar como recibir una sonrisa, transforma un ambiente. Si nos volvimos sarcásticos, irónicos, amargados, o peor aún, si nos estamos tomando la molestia de tratar de convencer a otros de que no rían, seguramente estamos fracasando en caminar la vida para la que fuimos perfectamente diseñados.
6) ¿Qué hacer entonces?
Pedirle a Dios que me muestre si tengo alguna acción, hábito o actitud que me está haciendo errar al blanco. Dejar de hacerlo de inmediato. Aceptar a Jesús como mi Señor y guía, creyendo que por su sacrificio en la cruz soy salvo. Luego buscar en su palabra todo aquello que afirme mi identidad de hijo. Eso es el punto de partida para que se empiecen a alinear mis dones, habilidades y talentos con mi propósito de vida.
Hay una coordenada clave en las escrituras en el libro de Hechos 5 desde el verso 38 que dice:
"...Por tanto, en este caso os digo: no tengáis nada que ver con estos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o acción es de los hombres, perecerá; pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os halléis luchando contra Dios..."
5) ¿Me cuesta reír?
Reír por reír, no existe nada mas descontracturante que eso. Tanto dar como recibir una sonrisa, transforma un ambiente. Si nos volvimos sarcásticos, irónicos, amargados, o peor aún, si nos estamos tomando la molestia de tratar de convencer a otros de que no rían, seguramente estamos fracasando en caminar la vida para la que fuimos perfectamente diseñados.
6) ¿Qué hacer entonces?
Pedirle a Dios que me muestre si tengo alguna acción, hábito o actitud que me está haciendo errar al blanco. Dejar de hacerlo de inmediato. Aceptar a Jesús como mi Señor y guía, creyendo que por su sacrificio en la cruz soy salvo. Luego buscar en su palabra todo aquello que afirme mi identidad de hijo. Eso es el punto de partida para que se empiecen a alinear mis dones, habilidades y talentos con mi propósito de vida.
Hay una coordenada clave en las escrituras en el libro de Hechos 5 desde el verso 38 que dice:
"...Por tanto, en este caso os digo: no tengáis nada que ver con estos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o acción es de los hombres, perecerá; pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os halléis luchando contra Dios..."
Sobre el autor: Francis Lenguaza cuenta con más de 20 años de experiencia en management en empresas líderes en los sectores de energía, telecomunicaciones, plásticos, retail, maquinarias y network marketing. Es coach ontológico y actualmente colabora con personas y equipos en la determinación de identidad, metas, propósito, plan de vida y negocios. Comprometido con Sonia Penayo, quien es Contadora Pública Nacional, con certificación de la International Coach Federation y de desempeña como analista en el sector banca y finanzas. Ambos aman y siguen el modelo de liderazgo de Jesús.
(*) Imagen de
http://www.mobdecor.com
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