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Con las gafas equivocadas



Hay distintos tipos de ceguera, pero seguramente la más común la hemos padecido todos al menos en algún momento. Se trata de la ceguera de discernimiento, que es un estado de necesidad, por eso hasta que no reconocemos que padecemos de ella, no podemos ser curados. La obstinación, el temor, la vanidad y el orgullo son las distintas capas de velo sobre velo que se posan en nuestro entendimiento hasta hacernos andar a tientas o guiados por voces engañosas que nos hacen errar al blanco. La ceguera de discernimiento puede convertir a una mente perseverante y superadora en infructuosa y necia. Una mente no transformada tratando de entender lo espiritual, inevitablemente va a tener una percepción equivocada de Dios.
En cambio la mente transformada, la de un hombre que ha vuelto a nacer, reconociendo que debe reeducar su mente y su espíritu, es capaz de percibir lo sobrenatural y convertir su entorno. Dios respalda a quien se pone en acción en ese sentido y derrota los imposibles. La vida es solamente 10% lo que nos pasa y 90% la manera que actuamos en ella.

La acción requiere estos pequeños pasos que tienen que ver mas con la actitud que con cosas tangibles:

1) Humildad

La humildad es simplemente actitud de aprendizaje. El sabelotodo voluntariamente ciego.

2) Aceptar las pruebas 

Nuestros imposibles son paredes que aparecen en las pruebas, y uno no se conoce a sí mismo hasta que debe sortear una. 

3) Confiar en Dios

El primer paso es la confianza, dejando de poner la reputación en manos de los hombres donde predomina la manipulación y la complacencia, para empezar a ponerla en manos de Dios, para que empiecen a venir cosas grandes. 

4) Dejar los lastres 

Abandonar el resentimiento que es la emoción del esclavo. Abandonar la queja, porque la persona que se queja en realidad no quiere resolver problemas, y además se queja ante quien no puede solucionar nada.

5) Fortalecer el carácter

El carácter es el pedestal que determina cuanto peso puede soportar una persona. Así como un escarbadientes puede sostener el peso de una estampilla, una columna robusta puede sostener una techo.

6) Ensancha

Ensancha tu tienda, tus depósitos, tus expectativas. Experimentar la expansión en vez de achicarse. Alumbrar, inspirar, abrir nuevos caminos. Enfocarse en las determinaciones y en las promesas más allá de las sensaciones o emociones momentáneas. Los pensamientos son pasajeros, las verdades y principios permanecen, están escritos, verificados y se cumplen indefectiblemente. Construir siendo coherente con los principios es fundamental. Que el sueño sea abundante y que principalmente involucre a muchas personas. Este tipo de sueño es el que prospera.

7) Paciencia

Los frutos vienen a su tiempo, exacto, el de la maduración. No se trata de rutinas, tradiciones, estructuras ni férreas disciplinas. A los frutos los regamos en la intimidad y en la honestidad de un corazón recto con Dios quien ve y premia nuestras intenciones si son generosas. 

Hasta la próxima. Toneladas de amor y bendiciones miles.






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