25550 días son aproximadamente de los que disponemos de vida sobre esta tierra ¿los estás usando bien? ¿estás desarrollando tu potencial al máximo?
Hay una palabra que no nos gusta, impopular y desagradable. Tratamos de esquivarla, pero en necesaria para obtener frutos: DISCIPLINA.
El que acepta la corrección tendrá una larga vida, pero quien no oye consejos
no llegará muy lejos (Proverbios 10:17)
La disciplina es gratificación diferida. Es hacer ahora lo difícil a fin de disfrutar los beneficios después. Solemos ser muy disciplinados en nuestros hábitos, que suelen ser las cosas que queremos. Muchos de ellos son malos, pero algunos de ellos son "buenos".
En el trabajo, en el estudio, en la diversión y especialmente en las comidas. Puedo conocer el carácter de una persona, conociendo sus hábitos.
Los hábitos están integrados a tu vida. Para cambiar la vida hay que cambiar los hábitos.
Pero nuestro hábito principal debería ser nuestra relación personal con Dios. El cuerpo muere, el espíritu es eterno. En esa relación tenemos dirección y buen discernimiento de las cosas. Es la plataforma para conocer qué cosas tomar y qué rechazar bajo presión.
Cuando podemos determinar a qué cosas decir que no, nos despojamos del peso de los errores, que a veces vienen disfrazadas de cosas buenas. Hay muchas actividades que son buenas, pero nos ponen lentos en la carrera de nuestro propósito. Las cosas que consideramos buenas, y que mas nos cuesta decir que NO, son las que nos enorgullecen.
Un espíritu bien nutrido hace a una identidad bien definida, metas claras, hace a un cuerpo y mente fuertes, seres precisos y resistentes. Por eso nos atragantamos espiritualmente en los momentos de pruebas y presiones. Como no discernimos nos enojamos porque queremos que Dios esté de acuerdo con nuestras quejas.
No te hace falta hacer todo. Te hace falta hacer la mejor parte
Nuestra vida es pasajera; de nada nos sirve amontonar riquezas si al fin y al cabo otros se quedarán con ellas.
(Salmo 39:6)
Porqué es Dios Quien los motiva a HACER el bien, y Quien los asiste a practicarlo, y lo Hace PORQUE ASI lo QUIERE.
(Filipenses 2:13)
Hay una palabra que no nos gusta, impopular y desagradable. Tratamos de esquivarla, pero en necesaria para obtener frutos: DISCIPLINA.
El que acepta la corrección tendrá una larga vida, pero quien no oye consejos
no llegará muy lejos (Proverbios 10:17)
La disciplina es gratificación diferida. Es hacer ahora lo difícil a fin de disfrutar los beneficios después. Solemos ser muy disciplinados en nuestros hábitos, que suelen ser las cosas que queremos. Muchos de ellos son malos, pero algunos de ellos son "buenos".
En el trabajo, en el estudio, en la diversión y especialmente en las comidas. Puedo conocer el carácter de una persona, conociendo sus hábitos.
Los hábitos están integrados a tu vida. Para cambiar la vida hay que cambiar los hábitos.
Pero nuestro hábito principal debería ser nuestra relación personal con Dios. El cuerpo muere, el espíritu es eterno. En esa relación tenemos dirección y buen discernimiento de las cosas. Es la plataforma para conocer qué cosas tomar y qué rechazar bajo presión.
Cuando podemos determinar a qué cosas decir que no, nos despojamos del peso de los errores, que a veces vienen disfrazadas de cosas buenas. Hay muchas actividades que son buenas, pero nos ponen lentos en la carrera de nuestro propósito. Las cosas que consideramos buenas, y que mas nos cuesta decir que NO, son las que nos enorgullecen.
Un espíritu bien nutrido hace a una identidad bien definida, metas claras, hace a un cuerpo y mente fuertes, seres precisos y resistentes. Por eso nos atragantamos espiritualmente en los momentos de pruebas y presiones. Como no discernimos nos enojamos porque queremos que Dios esté de acuerdo con nuestras quejas.
No te hace falta hacer todo. Te hace falta hacer la mejor parte
Nuestra vida es pasajera; de nada nos sirve amontonar riquezas si al fin y al cabo otros se quedarán con ellas.
(Salmo 39:6)
Porqué es Dios Quien los motiva a HACER el bien, y Quien los asiste a practicarlo, y lo Hace PORQUE ASI lo QUIERE.
(Filipenses 2:13)
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