…- ¿Y qué es la verdad? –Preguntó Pilato.
Después de decir esto, Pilato regresó a donde estaba la gente, y le dijo: “No
encuentro ninguna razón para castigar a este hombre…Entonces Pilato les entregó
a Jesús para que lo mataran en una cruz y ellos se lo llevaron…
Cómo explican los penalistas, criminalistas,
sociólogos, psicólogos semejante odio contra una persona, a la cual no se le comprobó ni un solo crimen o
falta?
Alguien quien sólo hizo bien fue condenado por
haber tocado lo que más celosamente custodia el ser humano, se llama EGO.
La
VERDAD, no es complacencia, confronta al ego. El hombre se transforma en una
fiera salvaje cuando su ego y vanagloria es cuestionado. Prefiere matar o morir
antes que cambiar y arrepentirse. Levanta murallas fortificadas para argumentar
sus razones, aunque lo estén llevando a la destrucción y la tristeza. Murallas
y estructuras de cargos, jerarquías, certificados y status, otorgados por otros
simples mortales. Entonces cuando aparece el mismísimo hijo de Dios, no
solamente sacándolos a la luz de sus guaridas, sino también ofreciendo una
oportunidad para cambiar, se sacuden los cimientos de la religiosidad y la
tradición, sus fundamentalistas se vuelven inseguros y reaccionan con
violencia. Este hombre, Jesús, ya había ido mucho mas lejos de lo que podían
soportar los conservadores con su revolución de fe y poder para los mas
marginales de la sociedad, más predispuesta a escuchar y aprender que los sabelotodos de la religión, los
negocios y la política que estaban cegados por el orgullo. Las reglas te llevan
a ritos, normas y tradiciones. El orgullo te endurece, hasta convertirte en un
callo, impenetrable, impermeable y te termina precipitando a la
autodestrucción, te impide distinguir entre buenas o malas decisiones y
acciones. Uno empieza a creerse bueno y a justificarse todo, hasta llegar al
punto de vivir a la defensiva, acorralado, sintiendo todo como amenaza y
reaccionando con violencia para defenderse.
El desafío es despojarse de la carga del orgullo, vaciar nuestros vasos interiores de prejuicios tóxicos y obsoletos para poder evolucionar, mentalmente, socialmente y espiritualmente, con actitud de aprendiz dejarse moldear por la sabiduría de Dios en su
palabra pura escrita en la biblia
“Antes del quebrantamiento es la soberbia, y
antes de la caída la altivez de espíritu”
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