La humanidad persistirá en su error y ceguera de hacer cualquier terapia, tratamiento, filosofía o religión con tal de intentar aliviar su temor y vacío fuera de Jesús.
Sólo el poder y la sabiduria que otorga el Espíritu Santo puede romper esos blindajes en la visión de los perdidos y errantes que aún no pudieron volver al Padre celestial.
El pecado del mundo consiste en que el mundo se niega a creer en mí. Todo lo que pertenece al Padre es mío; por eso dije: “El Espíritu les dirá todo lo que reciba de mí”. Juan 16:9, 15 NTV http://bible.com/127/jhn.16.9-15.NTV
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