Lectura: Romanos 12:3
Un líder siempre tiene deseos de aprender. Identifiquemos las cosas que impiden el aprendizaje:
1) Un corazón jactancioso
2) Creer que nuestra inteligencia natural es suficiente
3) Desestimar el consejo de otros
1) Corazón jactancioso (Leer Mateo 11:29): un corazón jactancioso nos impide reconocer nuestras debilidades o carencias y tener una reflexión honesta de nosotros mismos. Sin humildad no seremos capaces de aceptar que hay cosas en la vida que deben ser superadas. Manteniendo una actitud así nos hará actuar autoritario, intolerante e impaciente. Debemos permitir que el Espíritu Santo trabaje en nuestros corazones para mantener una actitud saludable en todas nuestras relaciones, especialmente con las personas que son nuestros discípulos y que estamos consolidando. Debemos reconocer que en todo momento estamos transitando el camino del APRENDIZAJE (Juan 10:30) (1de Juan 3:2)
Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Estamos transitando día a día con una tensión en nuestros corazones, que solo puede ser superada con la firme determinación de serle fiel al Señor. Si no permitimos a Dios trabajar en nuestros corazones simplemente no aprenderemos, nos estancaremos. Sin crecimiento no hay gozo de servirle a Dios en otros niveles. Mantener la sanidad de nuestro corazón (Proverbios4:23).
2) Depender de nuestra habilidad natural: creer que nuestra inteligencia o habilidad son suficientes nos retrasa el aprendizaje. Vivimos en un mundo de ideas novedosas, pero insuficientes y muchas veces inapropiadas para un eficacia que honre a Dios. Solo algunas pruebas vamos a superar con nuestras destrezas o experiencias, pero las más difíciles solamente con la generosa gracia de Dios. Sólo su gracia es poder que nos permite hacer cosas que sin El no podríamos hacer.
3) Desestimar el consejo de otros (Prov1:5) (Prov9:7-9): un líder no lo sabe todo ni tiene la capacidad de dar todas las respuestas. Es un error menospreciar el consejo de otros por prejuicios de edad, nivel cultural, cercanía etc. Dios en su infinita gracia ha dotado a tantos hombres de dones y sabiduría; y un líder debe tener la habilidad para sacar provecho de ello. Un buen líder siempre tiene sus oídos bien dispuestos para escuchar y aprender.
No olvidar: debemos abrazar una visión de reino. A diferencia de los otros tipos de liderazgo, el cristiano en su motivación tiene como metas y anhelos una visión de interpretar el mundo que quiere Dios. Por ello es necesaria una renovación permanente de la mente. Es un proceso evolutivo permanente. Se debe proyectar un evangelio de impacto integral que redime lo económico, lo político, lo social, lo educativo, lo moral y lo espiritual. (Lectura Proverb29:2; Romanos8:19-22; Mateo 5:14-16)
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