El ciclo constante del líder: ganar-consolidar-discipular y enviar
¿qué es consolidar? Se trata de afirmar a una persona en el camino de Dios y en la iglesia.
¿Cómo afirmamos a esa persona? Principalmente visitándola y llevándole una palabra. En Timoteo 1:1 Pablo manda a sus discípulos.
Importante: nuestra prédica está en el ejemplo. Nuestro mejor respaldo es el buen testimonio.
La visita es un regalo (leer Hechos 26). Todos necesitan el amor de Dios.
Invitar y comunicar: a las reuniones, pre-encuentro, encuentro y animar a que el discípulo abra su casa como casa de oración. Enseñarle sobre la vital importancia de congregarse y los 4 pilares para afirmarse en el crecimiento integral de la persona: orar-leer la palabra-congregarse-dar testimonio.
El líder debe forjar un corazón de padre, de un amigo que escucha, que denuncia el mal, pero no condena ni juzga. Con ese corazón a la vez se debe ser firme en disciplinar a la persona.
Lectura: hechos 10 visita de Pedro a Cornelio.
El buen líder debe invertir en sí mismo permanentemente en 2 cosas: 1)en su relación personal con Dios 2)en su propio desarrollo, en su actitud de príncipe (vocabulario, aspecto, forma de relacionarse)
Evitar las comparaciones. Cada uno debe vivir día a día la maravillosa experiencia de ir descubriendo y mejorando el don único y particular que cada persona tiene para el propósito de servir a Dios. Esto se activa por fe. Leer apocalipsis 17-
El llamado de Dios es para CONQUISTAR lugares y personas. Dios te va a dar hasta donde ven tus ojos, por eso es importante tener una visión amplia, que rompa con paradigmas y lo pre-establecido. La visión de FE es expansiva.
Un líder debe estudiar el terreno para la conquista, determinar quien es el enemigo ¿qué espíritu gobierna mi barrio? (¿idolatría, miseria, violencia, ruptura familiar, enfermedad, accidente, depresión?). A partir de eso reprender esos espíritus y tomar en barrio para Dios, rodearlo, ungirlo, bendecirlo, declarar: acá va a haber asfalto, acá va a haber familias restauradas, acá va a haber sed de la palabra de Dios.
Nuestro padre celestial no se fija en las capacidades o en la formación intelectual. Si te eligió solamente te va a pedir la actitud de servirle y de ser formado, moldeado como líder extraordinario, en todas la áreas (salud, familia, finanzas, ministerio). Y ese liderazgo apunta siempre a las MULTITUDES.
Cada acción, cada palabra, cada detalle, cada momento de la vida de Jesús es una lección de liderazgo. Por ejemplo no es casual que usó una barca para desde allí hablarle a multitudes: el agua es excelente transmisor del sonido. Imitando a Jesús está garantizado el éxito, no solamente en lo ministerial, también como líder social, como padre, como empresario, como estratega. Pero debemos imitarlo por amor y no por conveniencias.
El líder vive una vida de recompensas permanentes, pero exige un esfuerzo extra, descartar la queja, la excusa y fundamentalmente requiere la atención a la voz de Dios y un acercamiento permanente. Estar dispuesto a la segunda milla. En la segunda milla suceden las cosas extraordinarias. Pedro pudo obtener la pesca milagrosa porque se decidió a volver a tirar sus redes cuando y donde Jesús se lo indicó a pesar de la hora, el cansancio y la frustración de no haber obtenido nada antes.
La pregunta siempre es ¿Señor hacia donde me querés dirigir?
Teniendo los oídos atentos en un instante se puede transformar mi vida.
Recordá: FUIMOS DISEÑADOS PARA ADMINISTRAR ÉXITO Y ABUNDANCIA
La casa de PAZ es fundamental para llegada del reino de Dios a toda la humanidad: es simple y de impresionantes resultados. Una palabra compartida y una oración es una semilla de fruto impensados e ilimitados.
En casas de paz (o células) cambiaron nuestras vidas. Tuvimos maestros que llevaron palabras de vida, de fe y de sabiduría en momentos oportunos cuando nuestra fe estaba baja. Palabras que llegaron directo al corazón y produjeron cambios y evolución personal. Es el faro que lleva luz a un barrio hasta ese momento adormecido y entregado. Las casas de paz cambian un barrio, su fisonomía, su aire y empieza a haber una fama, la fama de Jesús, que es de milagros y sanidad.
En casas de paz vivimos la mas maravillosa experiencia de Dios revelándonos dones y talentos que ni sabíamos que teníamos, mejoramos nuestra comunicación y somos usados para desatar cosas hasta llegar un punto que no hay nada que llene más y que le dé sentido a nuestras vidas que nadar en los ríos de la fe, adorando y sirviendo.
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