Cuando Dios nos da algo y no lo sabemos cuidar, entonces se lo da a otro que administra bien, no importa si es creyente o no. Es un principio y sucede con las cosas, el dinero, un trabajo, el tiempo o la novia.
Cuando digo "no tengo tiempo", en realidad fui mal administrador de mi tiempo, lo perdí y ahora mi tiempo lo administran otros. Como me decía mi querido primer pastor Alberto Mónaca: "Si no tenés tu propia agenda, ¡fuiste! Ya estás en la agenda de otro".
La palabra es una semilla que Dios nos da. Es el principio de las cosas buenas. No debe volver vacía, sino con los frutos para la cual que fue soltada. La palabra, cuando viene estructurada desde Dios es fundacional de un propósito. La palabra disputa con el logos el gobierno del mundo.
Los que aman y confían en Dios hemos recibido poder para un propósito: testificar a Jesús. Este poder heredado del cielo es para manifestar milagros en la salvación, haciendo resplandecer luz en las tinieblas, para que las personas puedan ponerse de pie y empezar a caminar venciendo la parálisis, la depresión, la enfermedad y las ataduras a vicios autodestructivos.
Este poder pone incómodos a religiosos y a todos aquellos que ven riesgo en su reputación o prestigio basado en sistemas culturales, económicos y políticos. Pero tranquilos, EL ya ha vencido al mundo, y quien tenga al Espíritu Santo no será derrotado, porque Dios ha pelea nuestras batallas. Los enemigos tarde o temprano caerán en las redes de sus propias mentiras que intentaron hacer callar a los que testificamos a Cristo.
Yo luché casi toda mi vida con un sobrepeso permanente que me hacía estar por encima de los cien kilos siempre. Mi apetito era voraz, no podía contenerme en los horarios de comida. El resto del día me censuraba a mí mismo. Delante de gente no comía por vergüenza, por acomplejado, pero en privado esa insaciable. Comía no solamente en cantidad abundante sino también en variedad inusualmente desordenada. Era capaz de comerme un pote de un kilo de dulce de leche y al rato una pizza. Pasaba que me sentía vacío. Recién cuando a los 38 años de edad vino Jesús a mi corazón me sentí aceptado y en paz, libre, sin ansiedades. Su palabra sanó esa angustia. A medida que fui aprendiendo a tener una relación mas intima con EL a través de la oración y la lectura de la biblia, fui sanándome de esa obesidad que me estaba haciendo muy mal físicamente y psicológiocamente. Su palabra me dio un propósito a mi vida. Tengo una identidad firme de hijo digno y aceptado. Hoy puedo disfrutar de todo tipo de alimentos, pastas, carnes, postres, vinos, helados manteniendo un peso saludable, saliendo a trotar regularmente, manteniéndome saludable, porque ya no estoy tratando de calmar mi angustia existencial con la comida u otros vicios.
La palabra de Dios reconstruyó mi ser y el Espíritu Santo que vino a vivir en mí me ha llenado haciéndome sentir pleno.
Arresto de Esteban
"Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés. Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel." (Hechos 6:8-15)
Sobre el autor: Francis Lenguaza cuenta con más de 20 años de experiencia en gerenciamiento en empresas líderes en los sectores de energía, telecomunicaciones, plásticos, retail, maquinarias y network marketing. Es coach ontológico y actualmente colabora con personas y equipos en la determinación de identidad, metas, propósito, plan de vida y negocios. Casado con Sonia Penayo, quien es Contadora Pública Nacional, con certificación de la International Coach Federation y se desempeña como analista en el sector banca y finanzas. Ambos aman y siguen el modelo de liderazgo de Jesús y aplican herramientas de coaching en la enseñanza de la palabra. Para solicitar sesiones de coaching y conversaciones podés contactarnos en coachingyproposito@gmail.com
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